Desde Tamil Nadu, un estado diverso en el sur de la India, Kumar Loganathan nos trae la historia de un movimiento silencioso pero poderoso para recuperar el control sobre los sistemas alimentarios. Un movimiento tejido desde la tierra, el agua y las manos de miles de pequeños agricultores y mujeres productoras, liderado por la Asociación para las Granjas Sarva Seva (ASSEFA) junto con grupos campesinos y colectivos de mujeres.

Tamil Nadu es una región con una gran variedad de zonas agroclimáticas, pero marcada por una realidad dura: más del 85% de sus agricultores poseen pequeñas parcelas; la agricultura tradicional de mijo, legumbres, arroz y hortalizas ha cedido terreno a monocultivos de caña de azúcar, maíz y arroz híbrido; las semillas nativas se pierden; el agua escasea y depende de lluvias cada vez más irregulares; y la fragmentación de las tierras debilita el poder de negociación frente a intermediarios.

ASSEFA hunde sus raíces en el Movimiento Bhoodan (Donación de Tierra), iniciado en los años 50 por Acharya Vinoba Bhave, colaborador cercano de Mahatma Gandhi, quien recorrió la India pidiendo a los terratenientes que donaran tierras a las familias sin tierra. De aquella caminata se recogieron 4,3 millones de acres. En 1968, ASSEFA nació para cerrar la brecha entre la distribución de tierras y un asentamiento sostenible, apoyando a las familias a cultivar y prosperar.

Hoy, ese legado ha evolucionado hacia una misión más amplia de soberanía alimentaria, enraizada en la Economía Social y Solidaria (ESS). Su trabajo se teje en cuatro estrategias interconectadas:

  • Revitalizar el agua: rehabilitar estanques y lagunas tradicionales, construir estanques agrícolas y fortalecer la gestión colectiva del agua para que los pequeños agricultores tengan riego sostenible.
  • Recuperar la soberanía de las semillas: promover variedades tradicionales de mijo y legumbres, fortalecer redes de intercambio de semillas y transmitir conocimientos indígenas para una agricultura resiliente al clima y de bajo coste.
  • Mercados en manos campesinas: impulsar mercados semanales, puntos de venta gestionados por las personas productoras de alimentos y canales directos del campo a quienes consumen, para que el valor permanezca en la comunidad y el alimento llegue fresco y local.
  • Seguridad social para mujeres en el sector lácteo: crear grupos de productoras de leche, facilitarles crédito para comprar ganado, asegurar la comercialización en fábricas lácteas de propiedad campesina y garantizar una pensión social a quienes han contribuido durante años.

Estas acciones, gestionadas de forma democrática por sociedades de personas agricultoras, federaciones de grupos de mujeres y empresas sociales sin fines de lucro, no son solo proyectos agrícolas: representan un modelo integral de soberanía alimentaria basado en los principios de la ESS, la solidaridad, el colectivismo y la justicia social y ambiental. 

Kumar llega al foro de Nyéléni con dos aportes clave en la maleta: las lecciones aprendidas de décadas de trabajo comunitario y una propuesta para ampliar y fortalecer estas prácticas, compartiendo la experiencia de Tamil Nadu con otros territorios.