RIPESS coorganizó el evento «Superar las desigualdades a través de la recuperación de COVID-19: propuestas de la Economía Social y Solidaria y el Derecho a la Ciudad«, junto con la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad y Urgenci, como evento oficial paralelo al Foro Político de Alto Nivel de la ONU.

El objetivo era demostrar algunas de las diversas posibilidades de la Economía Social y Solidaria para superar el aumento de las desigualdades que ha provocado Covid-19, y las vías resilientes hacia la recuperación en las ciudades y en términos de vínculos urbano-rurales.

Reunió a unos 70 participantes que representaban una amplia e importante diversidad de actores (gobiernos locales, regionales y nacionales, organizaciones de la sociedad civil, organizaciones internacionales, el mundo académico) que representaban un claro compromiso con el ODS17 y las asociaciones transversales. Los ponentes y las intervenciones de los asistentes también representaron a todos los continentes, excepto Oceanía.  Se centró en la presentación de ejemplos concretos de las posibilidades que presenta la Economía Social y Solidaria (ESS) para contribuir a la reducción de las desigualdades en diversos ámbitos, y de cómo han preservado y reconstruido comunidades a lo largo de la pandemia del COVID-19.

Esto es una clara ilustración del ODS1. En el debate se destacaron ejemplos concretos de múltiples ámbitos (trabajo informal, vivienda, producción y consumo de alimentos, servicios básicos y otros) desde una perspectiva solidaria y en el marco del avance de la implementación de la Agenda 2030.  Estos ejemplos ilustraron el ODS2, el ODS8 y el ODS11 de muchas maneras diferentes. El aspecto esencial era el hecho de que un círculo vicioso de pérdida de empleo informal y formal lleva a la pérdida de otros derechos humanos esenciales (derecho a la alimentación, derecho a la salud, derecho a la vivienda…) mientras que las cooperativas y colectivos de mujeres y otros colectivos comunitarios de diversa índole formalizan servicios esenciales que defienden estos derechos. Estos derechos también ponen de relieve la necesidad de protección de la Seguridad Social y de una red de seguridad alimentaria para todos, basada en mercados locales y territoriales sanos y nutritivos.  El papel de los gobiernos locales y de otros niveles es también clave para apoyar a los vulnerables.

El panel fue moderado por la coordinadora conjunta de RIPESS y presidenta de URGENCI, Judith Hitchman, y la lógica general de las intervenciones destacó la necesidad de un cambio de paradigma de los actuales modelos de desarrollo y crecimiento económico para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y avanzar hacia comunidades más justas, equitativas y sostenibles que respeten los derechos humanos.

Actualmente, la ESS está desempeñando un papel fundamental a la hora de abordar y mitigar los impactos a corto y largo plazo de la COVID-19 que pueden contribuir significativamente a dicho cambio de paradigma. A corto plazo, los actores de la ESS aportan soluciones colectivas que refuerzan los servicios públicos y complementan la acción gubernamental. A largo plazo, la ESS ofrece alternativas económicas, promueve modelos inclusivos y sostenibles y fortalece el acceso a muchos derechos humanos. Estos aspectos fueron reconocidos por el Secretario General de la ONU en su discurso ante la Comisión de Desarrollo Social de la ONU en febrero de 2021. Afirmó que «la Economía Social y Solidaria encarna otro modelo que busca un nuevo equilibrio entre la eficiencia económica y la resiliencia medioambiental».

Todos estos aspectos fueron claramente expuestos por Nelson Saule, coordinador conjunto de la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad, en su introducción al acto paralelo.

La primera ponente fue Sonia Díaz, de Women in Informal Employment: Globalizando y Organizando (WIEGO), que centró su intervención en las cooperativas como camino hacia la dignidad, revelando las acciones de WIEGO con los recicladores informales en Brasil. La COVID19 ha tenido un impacto devastador en la vida de los trabajadores informales, que pueden encontrar un camino hacia el trabajo decente y digno a través de las cooperativas. Los gobiernos deben garantizar que se aborden los problemas de los trabajadores informales, compartiendo información y herramientas de promoción, y abogando por políticas y planes que incluyan a los trabajadores informales.

A continuación, Simel Esim, economista feminista que dirige la División de Cooperativas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), destacó un ejemplo relevante de estas soluciones: las cooperativas formadas únicamente por mujeres en la economía informal en sectores como el de los trabajadores a domicilio y el de los trabajadores domésticos. Compartió algunos modelos emergentes para alcanzar escala y sostenibilidad (consorcios entre cooperativas sociales, franquicias entre cooperativas de trabajadoras domésticas) y la importancia de los niveles macro (entornos propicios) y meso (creación de ecosistemas de apoyo) para garantizar la supervivencia y el crecimiento de las empresas colectivas de mujeres en la economía informal.

Estas dos intervenciones fueron seguidas por la de André Luzzi, de la Coalición Internacional del Hábitat (HIC) y representante de los pobres urbanos en el Comité de Coordinación del Mecanismo de la Sociedad Civil y los Pueblos Indígenas del Comité de Seguridad Alimentaria y Nutrición de la ONU, quien dio diferentes ejemplos de cómo los vínculos urbano-rurales entre los pequeños productores de alimentos habían ayudado a alimentar a las comunidades vulnerables de las ciudades durante la pandemia a través de varios tipos de iniciativas solidarias y de la agricultura de apoyo comunitario. El vínculo entre la salud y los productos agroecológicos frescos es un factor importante. Hizo hincapié en la necesidad de proteger a los pequeños productores de alimentos periurbanos y a los agricultores agroecológicos de la agricultura industrial en lo que respecta al derecho a una alimentación y nutrición adecuadas.

A este primer panel le siguieron varias intervenciones desde la sala que destacaron aspectos adicionales desde diferentes perspectivas.

Norliza Hasim, de Urbanise Malaysia, abrió el segundo panel. Describió su trabajo de apoyo al Ministerio de Vivienda y Gobierno Local de Malasia en sus esfuerzos por generar soluciones urbanas sostenibles integradas que abarcan la provisión de vivienda y muchos otros servicios que compartió con los participantes en el evento, demostrando claramente a través de estos ejemplos cómo los vínculos entre el derecho a la vivienda y otros derechos forman parte de una recuperación a largo plazo de la pandemia.

Vic Van Vuuren, que dirige el Grupo de Trabajo Interinstitucional de las Naciones Unidas sobre Economía Social y Solidaria UNTFSSE fue el último orador. Centró su intervención en la importancia de reforzar el reconocimiento internacional de la ESS para contribuir a la Agenda 2030 y a los ODS. Hizo especial hincapié en que las asociaciones de múltiples partes interesadas como estas son fundamentales para crear políticas innovadoras para una transformación muy necesaria de nuestra economía a diferentes niveles, incluidas las comunidades locales. Pidió una recuperación centrada en las personas y el planeta, y destacó el papel clave que puede desempeñar la ESS. El hecho de que la ESS sea un tema central que se abordará en la próxima Conferencia de la OIT en 2022 es un avance significativo que impulsará el reconocimiento de que otro paradigma económico es posible y que las soluciones ya existen.

La sesión finalizó con una segunda serie de intervenciones de los participantes y las observaciones finales de Nelson Saule y Judith Hitchman, que destacaron la riqueza de las buenas prácticas y las soluciones existentes para avanzar hacia una sociedad más inclusiva y resistente basada en los derechos para todos.

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