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La conferencia de la Organización de Naciones Unidas que debía transformar la relación entre las finanzas y el desarrollo sostenible no cumplió con las expectativas. Sin embargo, la sociedad civil se mostró masivamente presente con más de 600 organizaciones y redes participantes. Las finanzas solidarias y la economía solidaria son temas que están comenzando a ser considerados.

Por Jason Nardi (RIPESS Europa y Consejo de administración de RIPESS Intercontinental)

 

Con la perspectiva de una crisis financiera internacional en el horizonte (y con la crisis de la deuda griega en primera plana, y no sólo en Europa), la Tercera Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FFD3) se dio en un momento crucial. Se esperaba que propusiera un giro en cuestiones fundamentales de gobernanza y del marco legal del sistema financiero, en el único espacio intergubernamental legítimo que reúne al conjunto de las principales partes interesadas (gobiernos de 193 países, instituciones intergubernamentales, sector privado, sociedad civil). Celebrada en Addis Abeba (Etiopía) del 13 al 16 de julio y precedida por un Foro de la Sociedad Civil sobre Financiación para el Desarrollo, se suponía que durante la conferencia se presentarían propuestas sobre cómo configurar de manera más equitativa las relaciones financieras internacionales y cómo financiar la implementación del desarrollo sostenible (en particular en cuanto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible Post-2015). Temas cruciales como la movilización de recursos nacionales y la reforma de las políticas fiscales, el rol de la financiación privada, la reestructuración y la sostenibilidad de la deuda, así como el comercio internacional, la tecnología y las reformas del sistema financiero internacional estuvieron en la agenda de discusión.

Sin embargo, el texto adoptado en Etiopía se edulcoró significativamente y no contiene compromisos reales. Reafirma muchas de las decisiones tomadas en las conferencias internacionales anteriores (Monterrey 2002 y Doha 2008) pero se introducen muy pocos temas nuevos. Hace énfasis en la sostenibilidad y en la «resiliencia» de todas las iniciativas, pero inmediatamente después reconfirma los mecanismos financieros vigentes y los modos de gobernanza actuales (incluidos los que se introdujeron con los nuevos acuerdos de libre comercio, tales como los mecanismos para la solución de controversias entre inversores y Estados de tipo ISDS-investor-state dispute settlement), los cuales condujeron a las crisis financieras actuales y representan en sí mismos obstáculos mayores para el desarrollo. En las negociaciones (que a lo largo del texto se redujeron a un “lo tomas o lo dejas”), la visible desconfianza entre el G-77 (que representa al Sur Global) y muchos de los países «desarrollados» tuvo consecuencias devastadoras.

Días antes, durante la apertura del Foro de las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) sobre la Financiación para el Desarrollo, Stefano Prato (SID-Society for International Development) se dirigió a los más de 600 delegados presentes afirmando: «Tenemos que ser muy claros y fuertes en nuestros mensajes. Este no es el momento de buscar ser políticamente correctos, no es momento de matices y de diplomacia. Tenemos que hablar desde nuestros valores, nuestros derechos, nuestras aspiraciones. Si logramos hablar con una sola voz, tendremos la posibilidad de cambiar el resultado y de realmente influir en un cambio estructural».

La declaración de las OSC (en inglés) fue el resultado exitoso de un proceso extendido, participativo y equilibrado, en el cual se analizó el documento oficial negociado en la ONU y también se propusieron una serie de compromisos y acciones concretas -exactamente lo que le faltó, pese a su nombre, a la «Agenda de Acción de Addis Abeba» que fue adoptada días más tarde. Más aún, si nosotros como sociedad civil organizada global que trabajamos en estos temas desde una gran diversidad de contextos, pudimos salir con una sola voz y hablar desde nuestros valores e intentamos hasta el último momento conseguir que los gobiernos hagan lo que les corresponde, demuestra todavía más que el resultado de la conferencia de la ONU fue bastante débil. El documento ignoró casi todas las aspiraciones y confirmó relaciones desiguales de poder que impiden que la comunidad mundial actúe en torno a los cambios urgentes que se necesitan en el sistema financiero y de comercio internacional.

La red RIPESS Intercontinental participó con dos delegados (Madani Koumaré de RENAPESS-Malí/RAESS-RIPESS África y Jason Nardi de RIPESS Europa), quienes plantearon en las discusiones la perspectiva de las finanzas solidarias y de la economía solidaria, así como las posiciones de sus redes, tales como los documentos producidos por Daniel Tygel e Yvon Poirier (en inglés). En las discusiones finales sobre la declaración de las Organizaciones de la Sociedad Civil, se introdujo el siguiente texto en la sección sobre la financiación privada: «Debemos dar prioridad a políticas y fondos de desarrollo para una economía y finanzas sociales y solidarias que mejoren la apropiación democrática y apoyen las empresas locales – micro, pequeñas y medianas – que tienen un impacto mayor en el desarrollo sostenible».

Por desgracia, en la Agenda de Acción de Addis Abeba de la ONU, no se hace mención de las finanzas solidarias, ni tampoco del impacto que tienen las instituciones y las herramientas de finanzas cooperativas de propiedad local que están basadas en las comunidades y son autogestionadas, ni de cómo impulsarlas para aumentar su impacto en el desarrollo local. Sin embargo, el Grupo de Trabajo Interinstitucional de la ONU sobre la economía social y solidaria (que se creó el año pasado y cuenta con la participación de 16 agencias de la ONU) y el Grupo Piloto internacional sobre la ESS (liderado por el gobierno francés y que incluye a algunas OSC, incluyendo la RIPESS) están activos en promover la perspectiva de la ESS dentro de las Naciones Unidas. Seguiremos pidiendo un cambio sistémico en el sistema financiero y promoviendo la ESS como la vía de un verdadero desarrollo sostenible. La participación de las redes y movimientos de la ESS es crucial si queremos realmente avanzar a nivel mundial a partir de nuestras experiencias locales. Las siguientes etapas: la conferencia post-2015 de la ONU en Nueva York y la conferencia COP21 sobre los cambios climáticos en París. Es hora de actuar.