La economía social solidaria ya se está desarrollando a través de miles de iniciativas ciudadanas, prácticas solidarias y redes colaborativas en todo el mundo. Estas prácticas involucran a todos los sectores de la economía: producción, finanzas, distribución, intercambio, consumo, regeneración y gobernanza. Pero no son necesariamente todas las formas monetarias de intercambio.

Propiedad colectiva y gestión de estructuras

La autogestión y propiedad colectiva en el lugar de trabajo y en la comunidad son conceptos centrales de la economía solidaria. Diferentes términos se usan en el mundo para referirse a las estructuras de propiedad y gestión colectivas. En algunas partes de África, por ejemplo, se evita usar el término de cooperativas dado connotaciones históricas negativas. Existen varias expresiones de la autogestión y de la propiedad colectiva, incluyendo: cooperativas (de trabajadores, de productores, de consumidores, cooperativas de crédito y de alojamiento, etc.), empresas sociales colectivas, gobernanza participativa de los bienes comunes (ej. gestión comunitaria del agua, de la pesca y bosques).

El reconocimiento legal de estas prácticas de cooperación, de colaboración y de participación no es un requisito para su inclusión como parte de la ESS.

Los movimientos sociales

Los movimientos sociales históricos que luchan por la justicia social y económica, como el de las mujeres, el trabajo, la reforma agraria, los pequeños agricultores, las personas sin hogar, la gente con poco recurso económico, los indígenas y los movimientos ambientales son fundamentales para la evolución de la economía solidaria. Cuya evolución se puede considerar como “un proceso abierto, una invitación” a unir fuerzas como un movimiento de movimientos «buscando continuamente conexiones y posibilidades mientras se mantiene firme al compromiso transformador de los valores compartidos».

Este movimiento de movimientos, que es parte activa del «Otro mundo es posible” – el Foro Social Mundial – y se encuentra de camino con muchos otros movimientos «alter-económicos» y de justicia social, tiene multiples rasgos comunes.

Los nuevos movimientos sociales, basados ​​en el activismo juvenil, el regreso a los comunes (espacios rurales, urbanos y los comunes digitales), un renovado enfoque ecofeminista, así como el decrecimiento, las ciudades en transición, la justicia climática y las formas más genuinas de la economía colaborativa están creciendo cerca unos de otros, ya que se encuentran en espacios convergentes y forman alianzas.

Las redes municipales pro-ESS de las instituciones públicas han comenzado a unirse en varios países, en colaboración con los actores de la ESS. Y las recientes leyes marco han comenzado a reconocer legalmente la ESS en diferentes partes del mundo.

Trabajo e intercambios no monetizados

El trabajo y los intercambios no monetizados son componentes importantes de la ESS. El trabajo debería ser respetado y valorado, sea o no remunerado, por los bienes y servicios que proporciona y porque genera satisfacción, felicidad y reconocimiento social a los trabajadores. Del mismo modo, el uso de monedas sociales y complementarias es una herramienta importante para promover un circuito económico local y mantener el valor en el territorio.

La economía del don está ganando también más reconocimiento, pues es una parte esencial de una comunidad “sana”.

 

ESS, movimientos sociales y actores institucionales

Nota: las categorías aquí representadas no se deben considerar como una clasificación rígida. En varios casos, grupos y sectores podrían pertenecer tanto a las categorías de la ESS y de las alianzas estrechas. Compartir la visión y valores de la ESS y conformarse a las prácticas democráticas que promueve ésta es la clave para determinar el posicionamiento de un grupo en relación a la ESS. (fuente: RIPESS-LAC, RIPESS Latinoamérica y el Caribe)

Capacidad para crear alianzas y colaboraciones de apoyo mutuo (Extracto de la visión global):

  • Economía popular y economía informal: el sector popular o informal de la economía es de suma importancia dado que muchas personas, en particular en el Sur, dependen de éste para su subsistencia. Por ejemplo, tres cuartos de la población de Malí se desempeñan en la economía informal. La economía popular se compone de actividades económicas no cubiertas por arreglos formales de fiscalidad, de protección laboral, de regulación del salario mínimo, de prestaciones de desempleo o de documentos legales. Muchos de los y las trabajadores autónomos, de las microempresas, comerciantes y arreglos de ayuda mutua son parte de la economía popular. Aunque la economía popular no sea lo mismo que la economía solidaria, las dos coinciden en muchos aspectos porque los actores sociales encuentran frecuentemente formas colectivas de responder a las necesidades sociales y económicas: ej. círculos informales de préstamo, comedores populares, ayuda mutua, sistemas de seguro mutuo y otros arreglos informales.
  • Comercio orgánico, verde y comercio justo: existen varias corrientes y movimientos que reflejan valores asociadas a la economía solidaria pero que no necesariamente pueden considerarse como parte de la economía solidaria. Un ejemplo de aquello sería Wal-Mart, que tiene su propia marca de café certificado Rainforest Alliance, pero que al mismo tiempo tiende a quebrar sindicatos y usa su enorme cuota de mercado para reducir los precios y salarios. Sin embargo, ciertos grupos de estos sectores sin duda son aliados valiosos, y otros ya forman parte de la economía social solidaria.
  • Prácticas de los consumidores: las prácticas de consumo basadas en los valores de la ESS son una herramienta importante para transformar el sistema de producción. Éstas incluyen formas colectivas de consumir, tales como las cooperativas de consumo, grupos de compras solidarias, cocinas colectivas y otras prácticas asociadas a una economía del compartir, a un consumo ético y a la simplicidad voluntaria.